En el último número 1 de Cuadernos de Estudios Gallegos se publicó la investigación de Isidro García Tato y Pablo Otero Piñeyro Maseda titulada Asentamiento, desarrollo y ocaso de la Orden del Santo Sepulcro en Galicia. Un panorama general y un documento singular.
Este título nos resultó sugerente ya que remite a la conjunción entre lo general, la historiografía de los grandes acontecimientos, y lo singular donde el detalle nos aproxima al vivir cotidiano de cada tiempo y lugar.
En la primera parte del trabajo se desarrolla una reseña sobre los orígenes de la Orden en el cabildo de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén y de las sucesivas mudanzas por las pérdidas de territorios en manos musulmanas. También se describen las características de su perfil, más litúrgico que guerrero, y el hecho de haber sido autorizado dicho cabildo para recibir donaciones.
Más adelante, al abordar la historia de la Orden en Galicia, los autores cuentan la problemática intrínseca a la investigación de este tema. Dicen:
En el estudio de la historia medieval de la Orden del Santo Sepulcro en Galicia la gran dificultad con que topa el investigador es la escasa documentación existente, denominador común de todas las órdenes militares que tuvieron asentamiento en Galicia –San Juan de Jerusalén, Temple, Alcántara y Santiago–, a diferencia de las instituciones monacales o eclesiásticas en general. Por si esto fuera poco, hay que añadir que los escasos documentos inéditos se encuentran dispersos por los más insospechados archivos –caso del que se publica al final de estas páginas–, y los ya publicados lo han sido en artículos o en transcripciones de reducida difusión, en ocasiones poco rigurosas. Con todo, la exigua documentación existente aporta datos suficientes para conocer lo más básico y elemental sobre el asentamiento de esta Orden en tierras gallegas.
Respecto a los bienes del Santo Sepulcro en Galicia se citan una serie de documentos –interesantes también por sus aportes genealógicos- que evidencian la posesión de dos iglesias, dos conventos, el puerto de Cambados y de otras donaciones realizadas por peregrinos gallegos. La cantidad de los bienes justificó la existencia de un centro administrativo que culminó en la encomienda de Pazos de Arenteiro, la única que la Orden del Santo Sepulcro tuvo en Galicia.
El artículo finaliza con la descripción y transcripción del testamento de frey Juan de Loureiro, comendador de la mencionada encomienda, hallado en el fondo del Pazo de Brandeso obrante en el Arquivo do Reino de Galicia. Los autores entienden que
se trata de un documento singular, dado que es el único testamento de todos los comendadores gallegos tanto del Santo Sepulcro como de la Orden de San Juan de Jerusalén, medievales y modernos, que se ha podido localizar hasta el presente.
La lectura del documento nos resultó de particular interés porque nos permitió el contacto con las costumbres de este grupo social, tanto en relación con su manera de vivir como con sus disposiciones para después de la muerte.